A mi montaña subí, y allí te encontré, con mi cuerpo agotado yo te alcance,
paseando a mi lado, un arco iris de colores,
y mis manos tocaban miles de flores,
las mariposas, coqueteaban, y distrayéndome se burlaban,
envolviéndome en un fragante aroma, te recordé, y cantando me encontré,
el gorrión me miraba desde un ciprés, y yo danzaba llena de tu poder,
el sol me alumbraba, y las aves del cielo te glorificaban,
las nubes de dos en dos paseaban, y el cielo vivo estaba,
la sonrisa aparecía en mi cara, y lágrimas de amor me rondaban,
mi soledad se había ido, y en su lugar tu habitabas,
el gozo inundaba mi corazón, y tus palabras, rica bendición,
en sueños, te había buscado, pero nunca te había encontrado,
miseros momentos me habían alcanzado,
y en mi desesperacion, yo no hallaba ser perdonado,
hasta que en ti, yo encontré la solución,
en mis manos, un libro me dejaron,
y al abrirlo, tus palabras me embriagaron,
palabras vivas y eficaces, como hojas de doble filo,
entraron y me rasgaron, y en mi corazón anidaron,
tu sangre me había limpiado,
y mi interior se había renovado,
nueva vida me habías entregado,
y yo con gusto la había aceptado,
tormentas con lenguas de fuego, me atormentaban,
pero yo de ti no me soltaba,
de rodillas te clamaba y tu en mi vida te mostrabas,
día a día te buscaba,
desde mi rincón, yo te anhelaba, y tu allí siempre estabas,
en las noches, las estrellas brillaban,
y la luna, me enamoraba,
con su brillo, ella me hablaba,
de un dulce Dios, que ella alababa,
tu amor es grande,para conmigo,
y yo esta poesía, te escribo,
que llegue a ti, como un suspiro,
en este día, yo te pido,
y cantando, me despido, una alabanza, para un Dios vivo,
vida eterna me has regalado, y yo así un regalo te hago,
no es mucho, padre mio,
pero con agrado te lo envió, recibelo de todo corazón,
para mi papaíto al que admiro,
Besitos lindos te mando, recibelos padre mio...